tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

domingo, 24 de marzo de 2013

El mar y la serpiente.


Se fue el sol del patio. Mamá tiene los ojos verdes y rojos, parece una monstrua. Llora para adentro. El abuelo se fue en el auto.
La abuela me dio la muñeca que no se toca. Y la toqué. Y le metí el dedo en los ojos y la abuela no me retó.
Mamá se sienta en el sillón conmigo. La miro.
Digo, ¿y papá?
Me dice, no sé.

Papá se fue en bici.

Papá se perdió.

Digo, ¿papá se perdió?
Mamá me mira. No habla. Le cae mucha agua de los ojos.
Digo, no llores, mami. Digo, ya va a encontrarse.
Me duele la panza. Pero no lloro. 

miércoles, 20 de marzo de 2013

Ser socio de esta sociedad.

http://www.youtube.com/watch?v=NzjLTpj55ZU

Algunos la llaman la crisis de los "veinti tantos" y es entendida como una suerte de catarsis espiritual que se sobreviviene a la crisis de mitad de vida. Reúne las inquietudes individuales del incierto y subjetivo futuro, y los problemas públicos, los que nos incumben a todos por ser sujetos sociales.
Como un dolor de garganta que inaugura una nueva estación. Como cuando llega el otoño y estamos expuestos a cambios de temperatura radicales: así es como se siente.

¿Por qué ha de entrar un camarero por la puerta de servicio de un hotel 5 estrellas? ¿Por qué hay de esconder tatuajes, piercings, rastas y este tipo de símbolos "impuros" ante la figura de un superior únicamente económicamente hablando? ¿Por qué hemos de ser lo más discretos, uniformes y sumisos posibles si queremos conseguir un trabajo? ¿Mientras yo como sobras en un restaurante de alto prestigio los demás por su poder adquisitivo tienen derecho a gritarme, a descargar su bronca ante mí? ¿Por qué hemos de persistir en aquellas rutinas que tanto nos aquejan? ¿Por qué hemos de seguir utilizando el desastroso transporte público que hace poco más de un año mostró los dientes prediciendo con una tragedia la sucesión de miles otras posibles tragedias más? ¿Por qué en un país habrá tanto hipócrita, cuando la máxima autoridad un año atrás lanzaba blasfemias contra un funcionario religioso que se ha convertido en Papa, de un día a otro, hoy de repente le basa las manos y los pies y hasta escupe lágrimas de conmoción?
Así no es una sorpresa que a todos nos azote el fenómeno de la extrañación de la enajenación respecto a la sociedad, que se ve cosificada, abruptamente separada de mi Yo individual. Algunos más temprano, otros más tarde, pero todos en algún momento terminan siendo víctimas ¿Pero cuál se supone ha de ser la respuesta ante dicha encrucijada? La adaptación o la rebelión. Pero la rebelión mata si es uno sólo el que se empeña por llevarla a cabo, lo mata de agonía, de rabia e indignación.
"Yo no soy parte de eso" es la sociedad por un lado y yo por el otro.
El malestar se propaga y extiende como una plaga a todos los ámbitos de nuestra vida.
Y se nos pasa la vida buscando una cura a este mal tan sistemático. Porque no todos somos capaces de desarrollar lo que Mills llama la imaginación sociológica o los que lo hacemos nos encontramos situados como en un punto muerto, con muchas ideas en la cabeza pero con pocas herramientas para efectuar el cambio con hechos, más allá del uso de nuestra arma de lucha que es la palabra..
A veces sospecho que de lo único que debemos procurarnos durante nuestra estadía física en la Tierra, es de ser lo menos infelices posibles. 

lunes, 18 de marzo de 2013

Desayuno

Echó café
en la taza.
Echó leche
en la taza de café.
Echó azúcar
en el café con leche.
Con la cucharilla
lo revolvió.
Bebió el café con leche.
Dejó la taza
sin hablarme.
Encendió un cigarrillo.
Hizo anillos
de humo.
Volcó la ceniza
en el cenicero
sin hablarme.
Sin mirarme
se puso de pie.
Se puso
el sombrero.
Se puso
el impermeable
porque llovía.
se marchó
bajo la lluvia.
Sin decir palabra.
Sin mirarme.
Y me cubrí
la cara con las manos.
Y lloré.

de Jacques Prévert