tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

jueves, 16 de junio de 2011

No encuentro las palabras para decirte cómo me siento,
así que te voy a escribir una carta.

miércoles, 15 de junio de 2011

Ocurrencias en la hora de Plástica.

Historias de colectivo.
Ya cansada, regresaba a sus pagos, con el aire musical envolviéndola suavemente. Se sumergía en las notas, entre claves de soles y signos no muy claros para ella. El 8, una vez más se hacía esperar. Hacía un frío rígido y cruel y la consoló la certeza de que sobre el colectivo sería menos azotador que allí abajo; deseaba entreverarse entre calores humanos sin importar la posible alternativa de quedar aplastada entre tanta gente de malhumor.
Al llegar a la parada, le gustaba mirar quienes estaban a su alrededor aunque sin demasiada atención, sólo por el hecho de hacer algo concreto con el tiempo ocioso que disponía durante la espera. Esta vez, como muchas otras, un chico y su amigo. Hagamos hincapié en el chico. Ojos y cejas, pestañas y parpadeos, se miraron. Química, nada de física, matemática o álgebra, no señor, definitivamente química.
Ya arriba de éste, sus oídos se penetraron con una dulce combinación de letras poco creativa pero aún así la anonadó el improvisto “princesa” Avanzaban cuesta arriba, alejándose progresivamente del caos y el tumulto de la ciudad, aunque sin dejar de pertenecerle; con la fluidez característica de la noche… las calles mucho más desiertas que a la mañana o incluso unas horas antes a dicho encuentro, las luces alumbrando el negro y oscuro pavimento, la gente volviendo a sus hogares, todos inmersos en sus pensamientos y coyunturas, siempre entre ritmos frenéticos y acelerados. Y el chico ahí, a su lado, invitándola a un juego de seducción, cuyas reglas improvisadas y un poco confusas se interponían entre ambos, casi separándolos me atrevería a afirmar. De barrio en barrio, la misma avenida de siempre, y los semáforos arbitrarios los obligaban a detenerse casi en cada esquina, como teniendo que hacer tiempo para que aparezcan, emerjan o surjan las palabras escondidas. Esa necia idea que persigue y acecha mentes de mujeres y hombres de todas las edades, el primer paso y la vergüenza. Le cantó a la trenzuda una canción del mismo título que el adjetivo que le había recitado previos segundos. Ella tomó ese par de sílabas y las guardó cautelosa y alegremente en su cajita musical craneana. Ajena al tiempo para devolverle reacción alguna, la muchacha se paralizó; quizá debido a la infrecuente frontalidad que la enfrentó.
Entonces se rió tímidamente, devolviéndole al Romeo un estirón de labios, con un movimiento tierno, como luciendo los dientes. Así fue la despedida, sin pena ni gloria, pero con la esperanza de cruzarlo ojalá en algún otro viaje y compartir otra secuencia romántica.

Sin esperar que algo pase.


Entender, después de mucho tiempo de búsqueda incesante y obsesión,
 que te dejo ir... Que te desato la cuerda a la cual te amarré, que tus pétalos de hombre dejo libres a la disposición del viento y que dejo tu caudal de río para que desemboques donde más te apetezca. Hoy, en esta tarde lluviosa, melancólica y de cigarros y té, sin negar la atracción que me une a tu persona, te digo, aunque no lo leas jamás muy posiblemente, que me marcho sin mi obsesión, que no te pertenece más esta locura. Que el presente es el valioso instante que se me presenta efímeramente y estaba empeñada en no ver lo que había. Comprendo que no me quebré, y que a pesar de todo, reconozco que lo disfruté mientras duró, que rescato los lindos instantes... pero que cuando se tornó en algo penosamente nocivo, hace un tiempo ya, es ahora que llegó el momento de darle una vuelta, aunque también probablemente de mi parte nada más, de página. Aunque sea para conmigo. Que éste capítulo cierro, ajena al llanto y más cerca de la madurez que me empuja a escribir dichas palabras. Agradezco el dolor que sirvió de motor. Porque descubrí que mi sonrisa no tiene precio, que es algo así como invaluable, y que no depende, ni debiera hacerlo, de tus ganas. No todo era  tan complejo como creía, y mentalmente ya estoy preparada para marcar un punto final, como le dí una vez génesis u origen, a aquel cuento. Oportunamente me siento bien y sin la desesperación que me envolvió, no tan añejo tiempo atrás. Tanto pensary maquinarnos puede llevarnos a una autoflagelación, y sí miramos no digo con otros ojos, porque éso sería propiamente imposible, sino desde otra perspectiva, nos damos cuenta que es sencillo y depende de uno mismo. Por ende, el viernes cuando te vea, me siento capaz de poder decirte que no; con un toque de indiferencia y algún que otro condimento de ese estilo pero aun así que le digo basta con felicidad y que no estoy más dispuesta a esta relación dañina, que ya no disfruto ni me hace reir. Es una cuestión de actitud, y mi postura es diferente ahora.
No te guardo rencor. Pues pude y supe adquirir experiencia y próximamente no voy a cometer un error similar. Proyectando tanto el futuro, se me escapaba el día a día. Ya no.


(Gracias Gonzalito, no lo hubiera logrado sin ti)

miércoles, 8 de junio de 2011

Don't cary the world upon your shoulders.


Un triángulo en la cara. Un equilibrio que no quiero perder. Tensión en formato de humo disperso en las paredes de la habitación, rojo, incienso que se aleja de mi boca, despacio tomando distancia de mi orbicular de los labios, a veces con rumbo a mi ojo derecho, otras con destino al izquierdo; pero siempre acabando en un lugar común: en el techo de madera. Ese aire antaño tibio y recientemente frío, se impregna insolente a los listones antes pertenecientes a un árbol cuya procedencia desconozco. Reitero, no quiero perder el balance conseguido. Aunque más no sea que una adicción que reemplaza a otra, ya lo sabemos que el vicio no se deja de un día para el otro, por lo tanto hay que calmar con otro componente la ansiedad. En realidad este cambio no es mejor ni peor, algo en mí lo justifica así como socialmente es más aceptado y compartido de manera inconciente e ingenua.. Se puede confirmar la hipótesis simplemente caminando por la calle con atención y viendo cómo se consume sus vidas en sus manos, aunque debería empezar a incluirme con un nosotros. Por ende es errónea la tesis de que sea menos dañino que otras.
Otra raíz que creció recientemente de éste árbol plantado, es aquella que casualmente radica en la importancia de la forma en que se manifiestan las palabras, el habla que al fin y al cabo no otra cosa que la expresión, los ecos de los sentimientos guardados y entonces puestos en términos que llamamos lenguaje, ése que se usa a través de símbolos mundialmente aceptados. La sutilidad, el énfasis y la calma que acompañan, todos en distintos grados; los elementos, las armas, las balas del espíritu.
Conclusión: aceptar, sin resignar (condición primordial y esencial) Comprender, así, la filosofía de la vida, la propia, con un camino de meditación, pensamiento y reflexión; todo lo que apareja la compleja y anhelada tranquilidad. Pues, el único orden, el interior, el mío, pero subitamente inherente al exterior, trae paz. La paz que siempre quise y tanto ansié, busqué hacia mi verdad, que sigo decifrando, aunque hoy parece encontrada y acertada. Ojalá así sea.
Estar y sentirse pleno, bien, lleno, primero con uno mismo, para después ayudar a los demás con sabiduría y fortaleza. Como antes dije, queda mucho por resolver, pero al menos, una porción de su totalidad, ya está siendo transitada, como quien dice en trámite, "próxima"
Fluir, dejando ser, pero siendo partícipe de ese flujo, sin mantenernos ajenos, pero tampoco aferrandonos hasta ahogarnos. No condicionados de pensamientos y mínimos detalles, aunque teniéndolos en cuenta y presentes. Libertad, la mía..
                                         Mi libertad
.

domingo, 5 de junio de 2011

Me gustaría saber si esto que siento por vos tiene nombre; 
a veces parece odio y otras veces parece amor.
 Si encontrara las fuerzas, si pudiera animarme, 
te agarraría fuerte de la mano, y lentamente, sin ningún apuro,
 me fundiría con vos en un beso.
No sé qué extraña desesperación me lleva a vos.. 
Somos tan distintos, venimos de mundos tan opuestos.
 Mi mente me dice que te odie pero mi corazón se revela contra este mandato y grita no. 
A lo mejor sos el amor impensado que vino a tocar mi puerta para decirme acá estoy.
Te quiero, te odio, te quiero.
 No quiero pensarte pero te pienso cada minuto de mi vida. Cuanto más me quiero alejar más me acerco a tus brazos, 
y es inútil que cierre mis ojos porque mi corazón siempre está presente. 
Estoy confundida, no sé qué me pasa. 
Ayudame, vos, amor teñido de odio a encontrar el camino.
Estoy perdida en el laberinto de mis propios sentimientos. 
Todos los caminos me llevan a vos, y sin embargo, yo busco la salida lejos de vos,
 ¿será que en realidad sos mi destino, mi puerto final?
 Dicen que la vida es una gran pregunta que no tiene respuesta, no me voy a preguntar entonces por qué me dirijo hacia vos; simplemente voy a cerrar los ojos y a dejarme llevar;
porque a veces el corazón elige el camino que parece equivocado y se aleja de todos los motivos y todas las razones, es allí exactamente donde el camino se bifurca.. Donde nace el más intenso y devorador de los amores:  el amor imposible.

viernes, 3 de junio de 2011

Un extranjero en su propio cuerpo.

Silvana Robert







De repente, tan bruscamente, una sensación de asfixia la recorrió de pies a cabeza. Es como un monstruo que la toma por el cuello y mientras ella grita con la boca abierta, la bestia aprovecha y se introduce como aire dentro de sus pulmones y desde ahí controla sus actos. Prácticamente su cuerpo se ha convertido en su segundo hogar. Nadie puede comprender qué tipo de placer es el que siente, ni mucho menos por qué se auto-destruye de tal manera. No puede parar, algo similar a un auto sin frenos que va colina abajo. Siente vergüenza, desesperanza, repugnancia, tristeza; todo un cóctel que la mata lenta progresiva y paulatinamente. Le parece hoy, como tantas otras veces, que nada va a cambiar, que no existe positividad alguna en todos estos reiterados episodios. Lleva en esto años hundida, y se odia por eso. Ni ella misma comprende su situación. No piensa que exista nada que pueda modificarla. Ya está cansada de creer que un día todo va a ser diferente. No tiene fuerzas ni para ser feliz. Quizá la tilden de masoquista y otros dirán que le gusta estar así, que le resulta placentero. Puedo asegurar que no. Sufre. Le gustaría mucho canalizar este mundo desde otra perspectiva, pero los sentimientos sofocados, ahogados, reprimidos, cuestan mucho trabajo sacar a la superficie para revertirlos. Ya no habla con nadie sobre "eso" pues no quiere ser un peso ni mucho menos una carga. Sigue almacenando palabras sin sonido, gritos silenciosos, ilusiones de aire y mentiras de cristal. Es una rutina ya, hace y se arrepiente instantáneamente. Quiere cambiar, realmente lo quiere. 


Empezar el día sin despertador, levantarse naturaleza simple
salir a la terraza a respirar el aire de invierno con la frescura de las nueve de la mañana,
 gritar y bailar canciones tontas,
 desayunar,
tener tiempo para hacer lo que quiera.
Éso es poder decir que va a ser un buen día.

miércoles, 1 de junio de 2011

No quiero volver a caer.
                                               Tengo que ordernarme.
                                                                                              Yo puedo salir de esto.


¿Algún día voy a estar recuperada 100%?

A mi hermano.


Se despidieron con el poder de las lágrimas invisibles, sin la conciencia del vínculo que los unía. Lágrimas camufladas de capuchas de besos, aquellas que no se ven pero que perduran más que las concretas; a diferencia de las clásicas que no escaparon, éstas se manifestaron por dentro. Hasta ese momento, no me dí cuenta que lo extrañaría tanto. Pero a medida que el tiempo transcurre, lo recuerdo más y más. Supe saludarlo desde un hueco vacío; era de noche ya y el frío estaba ahí, aunque ni siquiera lo advertí. Diez días pasan rápido, y mientras lo pensaba no creí que tan pronto te necesitaría. Y entre tantas dudas, tengo la certeza de que sos el sostén de un árbol pesado y ronco... que vales tanto que no hay palabras ni expresión que te pueda adjudicar.